《No es porque sea 14 de febrero, o tal vez sí. No es porque esté enamorada, o tal vez sí. No es porque te deba nada, o tal vez sí. La cuestión es que no me canso de decirte una y otra vez, que te agradezco que me hayas salvado innumerables veces del abismo de mis pasiones. Hay quienes insisten en que estoy perdiendo tiempo y oportunidades concentrando todos mis esfuerzos en esto, lo que no saben es que <esto> es lo único que ha sido verdadero y sincero en toda mi vida. En <esto> no hay máscaras, no hay apariencias, solo tú y yo para nosotros. Siempre hemos sabido que no era nada, y sin embargo lo era TODO. Nunca nos prometimos nada y sin embargo aquí estamos.
No, no será este el típico texto de amor eterno, prefiero que sea nuestro <esto de momento>.
Porque ya estoy grande para enormes palabras vacías de intención y me encantan las pequeñas intenciones carentes de palabras. Porque no necesito explicaciones y nunca las reclamé; y me basta con descubrirme en tus ojos, en tus manos y tus labios cada vez que el caprichoso destino nos une. Porque no lloraré cuando te vayas pero te extrañaré cuando te deje. Porque el tiempo es el mejor regalo que nadie puede hacer y el tuyo casi siempre es para mí.
Gracias por quedarte, gracias por estar, gracias por ser. 》
Hoy hace 2 años que proponía ese 《esto de momento》y no me arrepiento. Suscribo cada una de las palabras de aquel día aunque, ahora ya, sí haya hecho reclamaciones.
He perdido la noción del tiempo, ya no sé cuándo dije: <ese hombre es para mi>, pero sí puedo asegurar que no ha habido más varón en mi vida desde ese momento.
No te engaño, entre idas y venidas hubo una persona que hizo temblar los cimientos de toda la ética y moral sobre la que me había construido. La amé, sólo Dios sabe cuanto. Tanto que dudé de mi, de ti y de todo lo que había querido erigir. Por un momento olvidé que seguías por ahí, la quise tanto que todo daba igual, amor loco, irracional, pasional y como todo lo que se cimenta en una aventura... efímero y fugaz.
Antes de que me diera cuenta se había ido. La escusa da igual. Me dejó con tantas dudas y tan desconcertada que también necesité tiempo para volver a ordenar los bloques. Demasiado tiempo, ese sí fue tiempo perdido recreándome en la perdida y el dolor del vacío que había creado.
Y sin esperarlo, ahí estabas tú, como siempre, ni demasiado lejos como para no encontrarte, ni suficientemente cerca como para tenerte. A ratos robados a esos horarios imposibles, una vez más, reconstruiste lo que otros habían derribado, con paciencia, y más cariño y respeto del que nadie está dispuesto a ofrecer.
No puedo prometer que nunca habrá nadie más que nuble mi entendimiento y me distraiga del camino. No sé qué tiene reservado para mi este viaje. Pero como me harté de decirle a ella, te lo digo a ti con mucha más razón, conciencia y esperanza. Yo sólo sé hacer esto del amor de una manera: de verdad y para siempre. Son palabras muy grandes, enormes y que también conllevan una gran responsbilidad.
A menudo te hablo del vértigo, y de veras que lo siento, pero es ese vértigo que produce esa sensación de cosquilleo en las entrañas, es un vértigo agradable, es un vértigo que quieres volver a sentir. Es ese vértigo que me daba cuando de chiquita me subían a la noria y desde lo más alto gritaba: 《¡¡¡Mamá, me da la muerte!!!》, y al bajar suplicaba poder volver a montar una penúltima vez.
Todo lo que no podemos controlar da un poco de vértigo, pero no por ello debemos dejarlo pasar. Muchas veces, tras probar, decidiremos que no necesitamos repetir; sin embargo, de momento, contigo siempre me parece poco.
Una vez más y como siempre, no espero que tú sientas lo mismo, ni siquiera que quieras compartir una réplica. Yo sólo quiero (necesito) aprovechar que parece que me prestas atención para entregarte lo que soy, lo que siento y el camino que me trae una y otra vez hasta ti. Necesito compartirme contigo porque es como mejor me disfruto. Necesito pensar que me conoces.
Buenos días y que tengas una feliz jornada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario