Creí que sentir tu ausencia las noches de rondón se debía, sobretodo, al abuso del licor, mas ahora me percato de que nunca fue el alcohol, sino que cuanto más cerca te siento, más me cuesta asumir que “NO”. Y tú no tienes la culpa, ya que ha sido mi error, pintar la vida siempre en la gama tecnicolor. En el mundo que vivimos ya no cabe la ilusión, pues el deber y el orgullo están acabando con el amor. Ya apenas recuerdo cuando te rechacé yo, pero tienes que darme la razón en que ya he pagado con creces aquella indecisión, durante estos tres largos años de "todavía no...".
Que soy diferente de tu mano lo aprendí, pero que por mis venas corre sangre de dama, tú lo has de percibir. Que me apeteces con toda el alma no ha de ser secreto para ti. Pues quienes te respetan siempre dicen que he de insistir. Ya no sé de qué manera puedo ir hacia ti, mas no tengo más anhelo que poder hacerte vivir cada uno de esos placeres que por tu causa sentí. No sé si en verso o en prosa conseguiré ese "SÍ", que mi ser desea tanto como existir.
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