Cada mañana despierto con una enorme sensación de vacío, entonces pienso en ti y en la infinidad de veces que hemos coqueteado con la idea de una vida en común, sobretodo yo.
Amanezco preparando la oratoria con que te asaltara la próxima vez que cayera sobre tu pecho tras dar rienda suelta a nuestros instintos más primarios. Me pregunto cuánto de real tienen esas insinuaciones. Qué esperas realmente de esta historia, cuáles son tus fantasías.
He sido yo quien ha insistido en evitar las etiquetas, en dejarnos hacer sin promesas ni esperanzas. Pero la cuestión se alarga demasiado y empiezo a necesitar cierta definición. Yo no puedo prometer que serás la única persona de mi vida, no lo has sido este tiempo ni creo que lo fueras en el futuro. Pero sí puedo decir que hasta ahora sólo he pensado en futuro contigo.
El vértigo de estar equivocándome de nuevo, alimentando algo que sólo tiene sentido para mi, me marea. Ya contamos el tiempo por lustros y a veces siento que no hemos avanzado nada. Aún sigues encerrado en un bucle que nunca he entendido y del que he desistido. Nunca aspiré a ser el centro, mas me siento a menudo la última opción y eso me hace daño.
Desde el primer día te he querido y pienso que te lo he hecho saber, con más o menos desdén, pero siempre te he atendido y he estado para ti, por eso en este punto de silla en que se encuentra mi vida busco algo firme a lo que asirme, pero sólo encuentro incertidumbre.
Necesito avanzar o dejarlo aquí guardando un montón de encuentros enormemente satisfactorios y más de una anécdota indecorosa. Entonces, una vez más, cuando había perdido toda esperanza de inspirarte algún tenue recuerdo, me escribes y me regalas un nuevo haz de luz. Dices que me extrañas, que me necesitas, que me deseas y de repente todo vuelve a tener sentido, me lo creo, aunque haga semanas que no nos vemos, casi meses, lo creo. Te excuso y me excuso pensando que cuando cambie mi situación todo será distinto. Pero por qué he de ser yo quien se adapte a tus tiempos, por qué te espero una y otra vez. Por qué tengo la absurda sensación de que esta batalla la libro sola y contra mi.
Falta comunicación, no te conozco, no sé qué quieres ni qué necesitas. Hasta ahora me bastaba con cubrir mis necesidades de ti, pero esas necesidades se están complicando hasta el punto de pasar por la necesidad de cubrir tus necesidades, pero no puedo imaginarlas o inventarlas, necesito demandas, necesito que me hables, necesito que me lo pidas.
Te quiero, te he querido desde que te conocí, pero no hace mucho que he empezado a amarte, he apostado muy fuerte por lo que quiera que sea "esto" y quiero que funcione, pero es un trabajo de dos que por mucho que quiera no puedo hacer sola.
Inquietudes propias y ajenas maneras de vivir y formas de entendimiento...
domingo, 23 de octubre de 2016
Vértigo
Suscribirse a:
Entradas (Atom)