jueves, 1 de septiembre de 2016

Gracias GALLETA!!

La gente que, como yo, ha tenido miedo a vivir, los que han temido tanto al rechazo, que han preferido quedarse en segundo plano y así evitarse las laceraciones del desprecio. Nosotros solemos encontrar un "alter ego" que es todo lo que nos habría gustado ser, alguien que sin darnos cuenta se convierte en la voz de nuestra conciencia, en nuestro diablillo, incluso a veces en nuestro Ángel de la Guarda.
Alguien que sin proponérselo se convierte en parte de ti mismo, alguien con quien coincidas o no, sabes que pase lo que pase brindará contigo, o te pegará la paliza necesaria para que espabiles, quien te regañará y se enfadará profundamente contigo pero que te mirará fijamente y comprenderá toda la maraña de sensaciones que te hacen ser la persona más estúpida del mundo.
Alguien que llega a conocerte mejor que tú y te descubre los pequeños detalles que te hacen adorable y los que te convierten en odioso, que no duda en decirte las cosas aunque duelan, a quien te sientes agradecido porque con su fuerza, confianza y respeto empezaste a conocerte y perder el miedo a sentir, a equivocarte, en definitiva a vivir.
A medida que avanza la relación entiendes que aunque pueda parecerte alguien sensacional y cuasiperfecto también tiene sus defectos, sus debilidades y flaquezas, que sangra si le pinchan, que grita si lo golpean y que llora si sufre. Entonces lo que era únicamente admiración y fanatismo se convierte en respeto y cariño al comprender que simplemente es alguien que se detuvo a guiarte para aprender a conocerte a ti mismo.
Entonces es cuando llega tu turno de devolverle toda la fuerza, el empuje y confianza que te regaló cuando estabas perdido. Poner toda la fe en que encontrará el camino, tenderte a su lado cuando caiga a esperar que llegue el momento de retomar la marcha. Recordarle que "los amigos de hoy son la familia de mañana", porque los afectos no entienden de RH si no de respeto, confianza y simpatía.